El pan es un producto básico en la Dieta Mediterránea. Un hidrato de carbono necesario que forma parte de nuestra alimentación desde tiempos inmemorables.

Éste ha evolucionado y conseguido unas características organolépticas propias, según el tiempo de cocción, fermentación y reposo; y el tipo de harina, levadura, agua y sal.

Los ingredientes y las diferentes formas de elaboración han determinado los perfiles nutricionales del pan y, hoy, ponemos a uno de sus ingredientes principales en el punto de mira: la sal.

¿Por qué es necesaria la sal en la alimentación?

La sal tiene una alta concentración en sodio y es la principal fuente de yodo de la alimentación española.

La «sal yodada» es la sal refinada con yoduro de potasio añadido, fundamental para producir hormonas tiroideas. Más información sobre el yodo aquí.

El problema es que consumimos más de lo recomendado. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, los españoles tomamos una media de 9,7 g/día y esta cantidad poco saludable de sal aumenta los niveles de tensión arterial y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

La ingesta recomendada de sal es de 5 g/día.

Esto no quiere decir la que dejes de utilizar, pero sí que observes las etiquetas de aquellos alimentos que consumes diariamente. Conocer las proporciones de sal de tus productos habituales, te ayudará a regular la ingesta total.

En nuestras tiendas puedes encontrar Panvillo muy bajo en sal con una proporción de 0,1 g de sal por cada 100 g del producto.

¿Y por qué es necesaria la sal en el pan?

La sal está presente en nuestra dieta a través de productos como conservas, embutidos, quesos y otros alimentos procesados. Por eso, es importante seguir una dieta variada que incluya todos los grupos de alimentos.

Si tienes alguna duda sobre nuestro pan, ¡escríbenos! Pero si tu consulta es en relación a la alimentación, acude a profesionales de la salud especializados en esta área.

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