Las torrijas son un dulce de gran tradición en nuestro país, sobre todo en las comunidades de Castilla y León y de Andalucía, aunque también son típicas de países latinoamericanos y europeos.
Su origen se remonta al siglo XV, y como muchos otros postres su invención se atribuye a las monjas de los conventos de la época para hacer mas liviana la cuaresma, para realizarlas aprovechaban todo el pan que les sobraba mojándolo en huevo y leche.
Las torrijas también se ofrecían como alimento adecuado para la recuperación del parto, debido a que dos de sus ingredientes principales, la miel y los huevos, son alimentos con un alto valor biológico, alimentos de un alto valor biológico por su aporte de vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales servían para reponer a las madres que acababan de dar a luz y garantizarles los nutrientes necesarios para la producción de leche materna para su bebé.
Aunque son un dulce típico de Semana Santa, dada la facilidad de su realización, se pueden tomar en cualquier época del año.
Suelen ser rebanadas de pan de unos 2 cm de grosor, las cuales se empanan en leche o vino, seguidamente se rebozan en huevo y se fríen. Finalmente se aromatizan con canela o algún licor y se endulzan con miel, almíbar o azúcar, también puede añadirse chocolate, crema o anís.
Pueden consumirse de diferentes maneras: mojadas en leche, vino dulce o almíbar, y espolvoreadas con azúcar, canela o miel rebajada entre otros.
Al contrario de lo que pueda parecer, las torrijas tienen un contenido bajo en grasas y también en proteínas, por lo que su aporte de calorías, no es demasiado alto.